NO, NO VAS A ESCUPIR TU PRIGUE ASQUEROSO... PERRO
- Lidia Bermudez
- 14 feb
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 feb

Lara caminaba por la casa con la seguridad de quien se sabe poderosa. Se había preparado a conciencia; un corsé negro de seda y encaje que realzaba su cintura y sus pechos, Medias negras de seda hasta mitad de sus muslos sujetas con ligas y zapatos negros de tacón de aguja. Su melena negra salvaje y ondulada, contrastaba con la blancura de su piel yel rojo carmín de sus labios finos y contundentes.
Se acercó donde Daniel, sentado sobre sus talones y desnudo salvo por dos detalles, el collar de cuero negro con tachuelas metálicas, con una correa que caía hasta el suelo y la jaula de castidad que portaba desde hacía dos semanas, pequeña, metálica y contradictoria respecto a lo que le generaba en su mente.
-¿Qué tal, quizás te duele un poco, amorcito?- le preguntó ella con sonrisa burlona tanteándole la entrepierna con su zapato. El negó con la cabeza, tragó saliva y Lara sonrió- ¿ah, no?
Se acuclilló delante de él y agarró su mentón con fuerza haciendo que sus ojos se encontraran con los de ella. Su otra mano la llevó a sus huevos y los apretó ligeramente.
-No me suele gustar que mientas, perrito-
-Ay...ay...ama, si, a veces me duele-
-Obvio, pero eso no es malo, ¿no, perrito?- Laura se deleitó con la suavidad de su bolsa escrotal, prolijamente depilada-de hecho, ¿qué significa eso?
-Que soy un perro malo, porque no me debiera crecer mi cosita sin que tú lo desees, mi dueña- repuso él tratando de bajar la mirada, lo que ella impidió.
-Mírate... ja, ja,ja, ¿no te da vergüenza?- Lara pensó en lo que era Daniel cuando le conoció, el típico hombretón fuerte, dominante, machista e insoportable- un cuarentón como tú, tan machito con tus parejas y ahora... dime lo que eres.
-Soy tu perro...- repuso él.
-En realidad un perro vale más que tú- le escupió en la boca.
-Gracias, mi dueña- dijo él relamiendo el esputo con su lengua- gracias por dejarme ser tuyo.
Lara se incorporó, estaba excitada... ¿por qué le excitaba ver y tener a un tipo que podría casi ser su padre como una mascota sumisa, vulnerable y arrodillada ante ella?. La lógica no entraba en juego, pero su coño mojado era la única respuesta relevante. Tomó el extremo de la correa y tiró de ella, ara que el perro la siguiera a gatas.
-Vamos a pasear, vamos...- tras un paseo por la casa, terminaron en el dormitorio donde se detuvo en el espejo del armario ropero- mírate, ¿te gusta lo que ves?
-Si... mi dueña, me gusta verme como tu perro...-
Lara se agachó y tomó en su mano la jaula y los huevos de él oprimiendo ligeramente.
-¿Te gustaría que te liberara, perro?-
-Ama... esa no es una decisión mía... mi ama, lo que me gustaría es irrelevante- balbuceó mientras sufría por la presión de la jaula sobre su miembro que pugnaba inútilmente por alcanzar una erección.
-Pero...- Lara sonrió y se deleitó- pero tú antes, follabas todos los días... ¿o me equivoco?
-No, mi dueña, no te equivocas... pero no te conocía... yo... yo... no había descubierto que pertenecerte, que seas mi dueña, era lo que necesitaba...-
-Tu placer ya no es tuyo, ¿lo entiendes?- le azotó el trasero- ¿o eres estúpido?
-Lo soy, mi dueña... soy... soy lo que necesites que sea... soy tuyo-
-Vas a acabar el mes sin echar tu pringue asqueroso, ¿qué te parece?-
-Gracias, mi dueña, no soy un verdadero hombre... soy una cosa que no debo tener más deseos que el de servirte-
-Y me vas a servir ahora mismo, perro- Lara se sentó en el sofá de salón, se acomodó exponiendo su coño, separó las piernas y tiró de la correa para que él se acercara. Cómeme el coño, perro, ese será tu placer... el de mis gemidos y el de mis orgasmos... sólo vas a echar tu pringue asqueroso cuando me de la gana.
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