PERRO ANSIOSO...

Perro ansioso... perro precoz... Un mes rogando para echar tu puta leche y mírate... que patético. Esta cosa que te cuelga cada vez sirve para menos...

¿Que te deje echarme dentro tu leche? No, perro, no voy a dejar que me uses como un desagüe. Seguiremos así, me gusta que me comas el coño y mi vibrador doble es excelente y tú... tú... me encanta que estés caliente todo el día. Y mira el otro día, ¿te acuerdas? Ja, ja, ja... volviste a casa con el pantalón pegajoso, qué asquito.

De nada, perro, pero valoro que me agradezcas que te deje escupir la leche. Por curiosidad, ¿qué te da más gustito, mear o echar la leche así? Ya... parecido, me lo imaginaba. Ahora limpia esta guarrería que has hecho y vístete que vamos donde mi amiga Bego a que te depile los bajos, que ya andamos tarde.

¿Pero qué haces? No, no, perro, con la lengua, limpia con la lengua y saborea tu calentura del mes, eso es, muy bien... pero no lo tragues rápido, saborea, saborea lo que has acumulado en los huevos. ¿Te gusta? Ya lo sé, ya lo sé... por eso seré buena y dejaré que vuelvas a saborearte dentro de una semana.

Claro, así irás relajadito donde Bego, para que no des espectáculos supurando mientras te repasa. Anda, dame un besito y vístete, ahí te he elegido la ropa que vas a llevar.

Uhmmm... me encanta sentirte la boca con sabor a leche...